Te amé desde el momento en que tu mami me envió ese correo: "Bebé en camino!"... aunque no pude estar junto a ella para ver su pancita crecer, para hablarte, para sentir como pateabas mientras te ponía a Topo Gigio para que lo escucharas desde ahí como lo hacía con tu hermanito...
Conocerte y ver mi reflejo en ti fue la mejor recompensa al tiempo que perdí.
Y ahora, que estás en esta etapa tan tierna y graciosa, cuando aprendiste a decir mi nombre, cuando me ves llegar por la ventana y bajas corriendo las escaleras para abrazarme y besarme, te puedo decir que el mundo se me podrá estar viniendo encima, pero tu sonrisa siempre es mi mejor medicina.
Te adoro mi muñequita, gracias por existir. Feliz cumpleaños.